El PIAR es la herramienta de planeación e innovación docente más interesante que incluye el Decreto 1421 de 2017. El PIAR es una herramienta que deben elaborar los docentes de aula, para cada uno de los estudiantes con discapacidad, y así garantizar los ajustes razonables y apoyos y avanzar en la pertinencia del servicio educativo que les ofrecemos. En esta nota de blog les contamos los 7 elementos que no pueden faltar.
Elemento 1. La descripción del estudiante, su contexto personal y familiar. El PIAR es individual, no es un documento de Word que se copia y pega masivamente. Por ello, debe comenzar por conocer al estudiante, cómo es ella, de dónde viene, cómo es su familia, su red de apoyo, etc. Esto, evidentemente deriva de la relación del maestro con la familia, y por eso, es muy probable que, si una estudiante requiere de un PIAR, no se debe esperar a que termine el primer trimestre para conocer a la familia. Por el contrario, hay que hacerlo en las primeras semanas de clase.
Elemento 2. La valoración pedagógica. La valoración pedagógica es la aproximación que debe hacer el maestro a los estudiantes, preguntarse cómo están en términos del contenido, de las competencias y las habilidades. Pero no debe quedarse allí. Debe valorar las motivaciones, los estilos de aprendizajes, fijarse metas. No sirve de nada una valoración que se queda en relatar lo negativo, lo que falta, lo que no logra la estudiante. Y no sirve porque, la lista de falencias y deficiencias no cataliza la innovación docente.
Con frecuencia, muchos maestros esperan que un diagnóstico médico les diga qué hacer con un estudiante. Esto casi nunca es sucede, pocas veces un diagnóstico médico ha resuelto los retos pedagógicos y didácticos que enfrentan los maestros. Aun cuando falte el diagnóstico, sea porque no ha sido posible acceder a los profesionales en salud, o porque esos profesionales no saben que tiene la niña, el docente de aula debe valorarla pedagógicamente y desde allí, estructurar el PIAR.
En esta nota de blog de #EscuelaParaTodos, DescLAB comparte 6 retos para los maestros que deciden hacer la valoración con las herramientas de las que disponen y en salón de clase, viendo a la persona como un estudiante, no como un paciente.
Elemento 3. Los documentos médicos de los que se disponga. Saber qué tiene el estudiante y que éste y su familia puedan acceder a los servicios es un derecho, pero es el derecho a la salud, el cual no se presta en las escuelas. En el proceso de educación inclusiva deben tenerse en cuenta estos documentos, cuando estén disponibles. En otros casos, será la escuela quien haga visibles las necesidades y pida a los padres acudir al sistema de salud.
Nunca, la falta de diagnóstico médico puede justificar que un estudiante no tenga PIAR, ésta es una herramienta de planeación e innovación educativa, los maestros y los colegios están, siempre, en condiciones de valorar, brindar ajustes y apoyos para materializar la educación inclusiva.
Elemento 4. Los objetivos y metas de aprendizaje. Siempre es más fácil tener bajas expectativas para con los estudiantes, no enseñarles algunas cosas, pasarlos de grado en grado hasta que se aburran, o cansarlos hasta el límite para que se vayan solos.
El PIAR es el lugar para que los maestros se fijen metas altas para con los estudiantes, los reten a lograr grandes cosas, así no sea lo mismo que se le exige a los demás estudiantes, las metas y los objetivos deben estar relacionados con lo que hacen los demás en el salón de clases y a lo largo del año escolar.
Elemento 5. Los ajustes y apoyos que requieran los estudiantes de manera concreta. Este es el elemento central del PIAR, es acá en donde no existe una lista de mercado sobre lo que debe incluir, ni sobre lo que los maestros deben hacer en cada caso. Todo lo contrario, este elemento del PIAR requiere el despliegue de la creatividad y la capacidad de innovación de los maestros, requiere compartir ideas, hacer experimentos, probar, equivocarse, ajustar y mejorar permanentemente.
Los apoyos y ajustes son variados y deben responder a las necesidades de cada estudiante. Pueden ser curriculares, cuando se refieren a los contenidos impartidos; didácticos, cuando se refieren las metodologías elegidas, a las actividades; evaluativos, cuando se refieren a la forma y a los contenidos que se evalúan.
el PIAR es un solo documento por estudiante, debe incluir la información de todas las áreas en que requiere apoyos y ajustes. Por tanto, de su elaboración deben participar todos los maestros involucrados, y es el docente de grupo quien debe liderarlo.
Para tener un proceso exitoso, los colegios deben generar comunidades horizontales que les permitan a los maestros compartir experiencias e ideas, para que la elaboración del PIAR y la selección de apoyos pedagógicos y ajustes razonables sea un ejercicio colectivo y no solitario.
Elemento 6. Los recursos personales, físicos, tecnológicos y didácticos necesarios para garantizar el derecho a la educación inclusiva de cada estudiante. Que estos elementos se indiquen en el PIAR no va a significar que, automáticamente, estén disponibles. Todo lo contrario, va a permitir saber qué necesita, priorizar, incidir ante los directivos docentes y buscar la colaboración de la familia.
Elemento 7. Los proyectos específicos que deban desarrollarse en el colegio y que trasciendan el aula de clases. A través de este elemento la responsabilidad de garantizar la educación inclusiva vaya más allá del docente en su salón de clase y busque articular otros recursos que estén disponibles en la institución educativa o inclusive en la comunidad. Estos proyectos no pueden incluir la exigencia de realización de terapias y otras actividades médicas dentro o fuera de la escuela.
Hay otros elementos, al momento de elaborar el PIAR vale la pena revisar al detalle los artículos 2.3.3.5.1.4 y 2.3.3.5.2.3.5 del Decreto 1421 de 2019.
Estamos frente a una oportunidad superar la obsesión por el formato cuando se trata del PIAR. Por supuesto tener una estructura de partida ayuda, permita generar un lenguaje común con otros maestros en la institución educativa. DescLAB dispone de un formato sencillo y básico que se puede descargar aquí.
Advertencia, para que el PIAR sea efectivo, no puede ser una tarea repetitiva de llenar un formato, sino una oportunidad para poner al estudiante en el centro, pensar en ella y sus necesidades, y planear para brindar apoyos y hacer ajustes. Esto llevará sin duda a la innovación pedagógica y didáctica. Si no se toma en serio el PIAR, el proceso será largo, repetitivo y sin efecto alguno.