Entre el 11 y el 13 de septiembre la UNESCO se reunió en Colombia para hablar de educación inclusiva, DescLAB participó de ese evento. En esta nota les contamos las 8 principales ideas y conclusiones, para saber hacia dónde va el mundo y para saber si avanzamos en la dirección adecuada.
Idea 1. Todo empezó con la discapacidad, pero ahora vamos más allá, por todos los estudiantes excluidos o en riesgo. Las discusiones sobre educación inclusiva comenzaron con la discapacidad (o lo que en su momento se llamaba, estudiantes con necesidades educativas especiales), eran ellos quienes retaban al sistema educativo, quienes demandaban no ser segregados en instituciones especiales, quienes exigían que fuera la escuela regular quien les brindara apoyos y ajustes razonables. Este proceso llegó a su cima con la Declaración de Salamanca, que este año cumplió 25 años (Sí, llevamos en esto más de 25 años y aún queda un largo camino que recorrer).
Obviamente aún no hemos resuelto la pregunta por la educación de las personas con discapacidad, pero ahora el mundo piensa en ello y en paralelo en otros grupos que enfrentan riesgos parecidos.
Idea 2. Debemos hacernos una pregunta por los estudiantes, quiénes son, qué necesitan, qué pueden lograr; en lugar de preguntarnos qué tienen qué les falta, qué tienen o por qué no están en otro lugar. La discusión y los pasos hacia el futuro incluyen a los estudiantes con discapacidad pero van más allá. No se trata de atender a una sola población, se trata de que la escuela los incluya a todos, que sea un lugar que acoja, enseñe, proteja y transforme. No hay una lista de mercado y cada escuela tendrá retos distintos, pero hoy se llama la atención de otros grupos:
Población rural.
Población pobre.
Mujeres, y las mujeres que son madres.
Los indígenas, los afro y otras minorías étnicas.
La población LGBTI+.
Los migrantes.
Las víctimas del conflicto armado.
Los estudiantes que viven con VIH/SIDA.
Los estudiantes afectados por conflictos sociales que afectan a la escuela (consumo de drogas, pandillas, prostitución, etc.)
Siempre que se presenta una lista alguien reacciona: más gente; ahora estos; pero si no le damos respuesta a unos, cómo vamos a hacer con aquellos; a la escuela no le corresponde solucionar lo problemas sociales, entre muchos otras excusas. Sí, excusas.
Enfocarse en todas las poblaciones no significa cumplir con la lista de mercado, significa que la escuela tiene el reto de conocer a sus estudiantes, saber quienes son, qué los afecta, qué necesitan de la escuela (no solo en conocimientos) y qué puede hacer la escuela por ellos. Tan sencillo como: poner a los estudiantes en el centro y actuar. Siempre es más fácil seguir haciendo lo mismo y no mirar más allá del libro de texto, por eso algunos se resisten.
Idea 3. Los apoyos y ajustes razonables son el detonante, pero lo que está detrás de la educación inclusiva es un cambio estructural en donde se diseñe un servicio en el que todos los estudiantes accedan + participen + pertenezcan. La presión que los estudiantes con discapacidad generaron en el sistema educativo, demandando apoyos, ajustes razonables y modificaciones, llevó a una pregunta por el cambio estructural.
No se trata solamente de brindar apoyos puntales, de hacer ajustes razonables personalizados, se trata de revisar críticamente cómo hacemos las cosas en la escuela, cómo eso que hacemos no le sirve a todos los estudiantes, cómo eso que hacemos excluye a algunos, repite estereotipos y estigmas sociales y, con esa información decidir qué debemos cambiar, qué debemos hacer de forma distinta, con un objetivo: que todos los estudiantes accedan, participen y pertenezcan.
La escuela debe dejar de ser lo que es para transformarse en:
Un lugar seguro, en donde se combaten estereotipos y estigmas sociales. En donde no hay lugar para la violencia escolar.
Un lugar en donde no se discrimina, en donde todos son valorados y pueden aportar.
En donde las metodologías, el currículo, las evaluaciones, las metas, la jornada permitan que todos los estudiantes participen, son flexibles a lo que cada uno de ellos necesita.
En donde se evalúan los logros de cada uno, en lugar de premiar la excelencia.
Un lugar en donde se aprende con la motivación y con el potencial de cada uno, en donde se aprenden habilidades, competencias y conocimientos útiles para la vida, para ser un ciudadano, no para tener un buen desempeño en pruebas estandarizadas.
Idea 4. La educación inclusiva no es un resultado ni un punto de llegada. Es un proceso, un camino que nunca llega a su fin, así que prepárese para transformarse cada día. A veces hay desesperanza, algunos dicen: ese día en que la escuela sea plenamente inclusiva no va a llegar. Otros dicen: hay que cambiar el "chip" para ser inclusivo, como si se tratara de desenchufar lo viejo y enchufar lo nuevo, como quien cambia de TV. Otros quieren volver siempre al origen: es que primero hay que capacitar a los maestros, luego todo cambiará para bien; primero hay que cambiar las lógicas opresivas del capitalismo para que la educación sea inclusiva; y así, eternos retornos que no conducen a ninguna parte.
La educación inclusiva es un proceso en donde se hacen muchas cosas, se hacen al tiempo, las hacen varios actores, en donde se cometen errores pero se aprende de ello, en donde se revisa aquello que no funciona, se innova y se transforma cada día.
Es un proceso que requiere tener un norte claro: que todos los niños y niñas puedan acceder a la escuela regular, sin barreras ni obstáculos; que una vez estén allí esa escuela les permita participar en condiciones de igualdad, que sea receptiva a lo que necesitan para lograr su máximo potencial y; que al tiempo pertenezcan, es decir, que puedan aportar, que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta. Mientras eso sucede deben aprender cosas nuevas y útiles para su vida, ser evaluados en su desempeño y, eventualmente, salir de la escuela para vivir una vida adulta incluida en la comunidad.
Como un proceso, la educación inclusiva es siempre inacabada. No se llega a la meta, no se cumple con todos los requisitos, no se alcanza la perfección para luego sentarse a contemplar el éxito. En ese proceso se ensayan cosas nuevas, se cometen errores, se aprenden lecciones, se da respuesta a unos para luego descubrir que había otros que también nos necesitaban. Al final la educación inclusiva transforma la escuela en una institución social menos rígida, menos estandarizada, menos obsesionada con los contenidos, con los logros, con el desempeño; en una institución más cercana a los estudiantes, a las personas, a los seres humanos. (La pregunta es: cómo y por qué la escuela dejó de ser así).
Idea 5. Hay que eliminar las lógicas fanáticas de la competencia y el desempeño y transformarlas en lógicas de la cooperación, de alcanzar distintos potenciales; pero esto hay que hacerlo día a día. Un sistema educativo en donde se privilegia la competencia entre estudiantes, en donde unos pierden y otros ganan, en donde se estandariza el conocimiento para medir el desempeño, para comparar, para premiar con dinero no tiene escuelas y no fomenta la educación. Hay paredes y personas que trabajan allí, que se enfocan en niños y niñas privilegiados que repiten contenidos y que toman exámenes, que hablan varios idiomas y, que interactúan con otros niños y niñas de su clase social, de su color de piel, de su misma religión. Un lugar que deja atrás a quienes no encajan, a quienes requieren más tiempo, más esfuerzo: no es educación.
Idea 6. Hay que repensar el currículo. Pero repensarlo por completo, día a día. El currículo no es la lista de contenidos que los maestros deben enseñar, ni los temas que los estudiantes deben responder en la evaluación. No es lo que el Estado considera que deben saber los estudiantes para poder certificar con un título la educación. El currículo es el tiempo que los maestros pasan con los estudiantes, las intenciones que tienen con las actividades, las habilidades y competencias que se busca desarrollar y, junto con todo eso, los contenidos que se abordan que son una excusa para cumplir los fines de la educación.
La educación inclusiva busca que el maestro tenga un amplio margen de maniobra sobre ese currículo, que tenga tiempo libre, que pueda tener lugar en muchos otros lugares distintos al salón de clase, que pueda incluir cosas nuevas, que pueda dejar otras de lado.
Idea 7. La educación inclusiva requiere de inversión pública, pero no es solo un asunto de dinero. Es un asunto de dinero bien invertido, que transforme la escuela. Escuchamos que se requiere dinero para la inclusión, que se requieren profesionales expertos, materiales, formación. Eso es cierto. La educación inclusiva requiere de inversión pública, pero el reclamo por dinero muchas veces encubre la falta de voluntad para hacer las cosas, como si comprando elegantes materiales, la última tecnología, pagando cursos de expertos en diagnósticos los maestros fueran a transformar sus prácticas.
Otras veces los recursos se invierten en cosas que no transforman la escuela, sino que están ahí para la comodidad de los padres, maestros y rectores. Se contratan ejércitos de profesionales de apoyo que lo que hacen es relevar a los maestros de sus tareas, que medicalizan la escuela. Crean una sensación errada: los maestros sienten que no es su responsabilidad y que sin esos profesionales "supuestamente" expertos no están, ellos no pueden hacer nada. La inversión de recursos debe fortalecer las capacidades de la escuela, para transformarla a ella y a las personas que la integran.
Idea 8. Información para la acción. Saber más sobre los estudiantes para tomar mejores decisiones. Se habla mucho de educación inclusiva pero se sabe poco de cómo son los estudiantes, dónde están, qué necesitan y por qué lo necesitan. Otras veces se reporta mucha información pero, estratégicamente quienes más la necesitan no la usan. La información debe estar disponible y debe ser usada para tomar decisiones, decisiones sobre cómo y en qué invertir, sobre qué colegios son inclusivos, cuáles excluyen, cuáles tienen mayores tasas de deserción, etc.
El Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación terminó con el "Compromiso de Cali" un documento que fija las prioridades y los asuntos en los que debemos enfocarnos para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 en el 2030.
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