Con frecuencia escuchamos hablar de la tensión entre el DUA (El diseño universal para el aprendizaje) y el PIAR (El plan individualizado de ajustes razonables), algunos dicen que todos los estudiantes con discapacidad deben tener PIAR, otros dicen que cuando se hace DUA, el PIAR resulta innecesario. En el centro de este falso dilema están el imperativo de dar respuesta a las necesidades de los estudiantes y las diferentes formas de lograrlo.
Algunos dudan del DUA, dicen que existen múltiples formas de planear para todos, otros odian el PIAR, dicen que es más trabajo. Desde DescLAB pensamos que se trata de un falso dilema que nos aleja del norte de la educación inclusiva, aquí les contamos algunas ideas para escapar de él.
Idea 1. En el centro de la educación inclusiva está el estudiante y sus necesidades, las cuales catalizan el reto de dar respuesta de manera creativa y flexible.
La educación inclusiva es un proceso de transformación de los sistemas educativos que busca, entre muchas otras cosas, poner en el centro del servicio público de la educación a los estudiantes. Parece una tontería pero no lo es. En realidad, en el centro del sistema educativo están muchas otras cosas diferentes a los estudiantes: la evaluación, las falsas ideas sobre la calidad, el desempeño, los conocimientos, entre otros.
La educación inclusiva reivindica esa transformación. Busca que cada estudiante ESTE PRESENTE, esté en el centro, pueda PARTICIPAR, sienta que PERTENECE y LOGRE APRENDIZAJES en condiciones de igualdad.
Idea 2. La mayoría de las barreras y dificultades están en las prácticas educativas, otras tantas en las políticas, en general, en lo que hace la escuela, no en lo que estudiante hace o no hace.
Se trata de identificar las barreras y obstáculos que enfrentan todos los estudiantes, no solo aquellos con discapacidad, para removerlos y evitar que vuelvan a surgir. Este proceso es poderoso y radical: no se trata de soluciones a medias, paños de agua tibia ni de respuestas a urgencias o contingencias.
Identificar y remover barreras debe ser un proceso de revisión crítica de lo que hacemos en la escuela, de las prácticas pedagógicas, de las políticas institucionales y de las culturas presentes en el servicio público de la educación. Se trata de preguntarnos por qué surgen, qué las justifica y, sobretodo, cómo podemos eliminarlas de forma estructural.
En LAB Academy disponemos una una amplia oferta de formación para directivas y maestros que ofrecen herramientas concretas para materializar la educación inclusiva en colegios privados y públicos de América Latina.
Las barreras y dificultades están, en general, en las prácticas, políticas y culturas presentes en la escuela. No son responsabilidad de la estudiante, no es ella quien debe adaptarse, es la escuela quien debe rodearla, acogerla, comprenderla y brindar ajustes y oportunidades para participar, pertenecer y lograr. Por eso la planeación docente y las prácticas pedagógicas son centrales, es allí en donde, en general, emergen las barreras y en donde deben ser resueltas.
Idea 3. El DUA es una herramienta para planear pensando todos, pero no es la única.
El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) es una herramienta que orienta la planeación docente para dar respuesta a las necesidades diversas de los estudiantes en la relación didáctica, es decir, en la relación entre los maestros y los estudiantes.
Pero no es la única, los maestros cuentan, desde su saber pedagógico y didáctico, con múltiples herramientas para lograrlo. Lo importante no es la herramienta o enfoque usado, sino la necesidad o el imperativo que subyace: transformar la planeación para que deje de ser un ejercicio homogeneizante o normalizante, rígido, centrado en los contenidos y, en su lugar, la planeación parta de la realidad diversa de los estudiantes y ofrezca múltiples caminos y vías flexibles que no dejen a ningún estudiante atrás.
Sea que un colegio o maestro escoja el DUA o el enfoque o herramienta que considere, lo importante es no perder el norte de lo que debe lograrse, de entender la dimensión del cambio paradigmático que implica la educación inclusiva y de no caer en la trampa de los formatos que reducen los retos educativos a tablas de Excel o a plantillas de Word.
Idea 4. Planear para todos es siempre un esfuerzo inacabado e imperfecto que requiere de la reflexión permanente.
Pero el ejercicio de plantear pensando en todos nunca es un proceso finalizado ni blindado en contra del error o las omisiones. Planear pensando en todos en un imperativo que debe guiar lo que hacemos, que debe permitirnos abrirnos a la diversidad, observarla, reconocerla y actuar en favor ella.
Pero la realidad supera la ficción y debemos vivir reconociendo que siempre habrán necesidades que no vimos, que emergen, que consciente o incoscientemente ignoramos. Por eso, pensar que al planear usando DUA estamos resolviendo a priori todas las barreras o que estamos anticipando todas las necesidades es un error.
El DUA nos indica todo lo contrario, el ejercicio de planeación pensando en todos es un ejercicio vivo y dialéctico, tiene un punto de partida que se nutre de los aprendizajes reales de los maestros obtenidos con la interacción con sus estudiantes, pero no tiene un punto final. Hacer DUA no es aplicar un formato, planear pensando en todos no es desarrollar un paso a paso que promete eliminar las necesidades de ajustes razonables individuales.
Como maestros entendemos esto a partir del fracaso. Algunos luego culpan al DUA y dicen que no funciona, otros reflexionan sobre lo que hacen y mejoran sus prácticas pedagógicas. Cuando nos venden el DUA como respuesta mágica nos están llevando al fracaso irreflexivo. Vale la pena tener cuidado con los discursos que se compran y de adoptan.
Idea 5. Los ajustes razonables materializan el derecho humano a la educación y no pueden ser desestimados en el nombre del DUA.
Algunos maestros se resisten a la idea de que algunos estudiantes necesitarán ajustes razonables que respondan a necesidades puntuales. Antes simplemente se negaban; ahora no pueden, entonces las excusas se vuelven más sofisticadas: es que yo hago DUA, por eso su hija no necesita nada más, con el DUA ya resolvimos todo desde la planeación, las necesidades son siempre colectivas, ya las resolvimos con el DUA... son frases que con preocupante frecuencia escuchamos en DescLAB.
Esta realidad es muchas veces producto de la manipulación inescrupulosa del DUA y su instrumentalización en un formato que, como un elíxir, promete resolverlo todo, con poco esfuerzo y sin transformar nada de forma radical.
Lo que sí es cierto es que el DUA, cuando se implementa de forma apropiada y transforma de manera significativa las prácticas de planeación, disminuye la cantidad de barreras que enfrentan la mayoría de los estudiantes, hace de la experiencia educativa un ejercicio más universal, abierta, diversa y flexible; y eso significa que la cantidad de ajustes individuales que algunos estudiantes pudieran llegar a requerir disminuye. Los disminuye, no elimina de plano las necesidades.
También es cierto que el DUA, cuando se manipula y se implementa de manera superficial a través de formato que siguen la lógica del elíxir, termina siendo solo una mímica de la planeación pensando en todos, un disfraz superficial que encubre prácticas que no ponen en el centro a los estudiantes sino que buscan la comodidad o el menor esfuerzo.
Con frecuencia escuchamos decir que la educación inclusiva significa más trabajo, y eso es cierto, la transformación que subyace a la educación inclusiva significa trabajar más para ofrecer un servicio público de mayor calidad. Hay que dudar de las políticas y prácticas que buscan hacer todo más fácil y rápido en las que no media un ejercicio de revisión crítica de lo que somos y hacemos.
Siempre habrá estudiantes que requieran ajustes razonables que respondan a sus necesidades individuales. Esto es cierto también para estudiantes que no tienen discapacidad. Materializar el derecho a la educación inclusiva significa estar atentos a estas necesidades e implementar estos ajustes y apoyos cuando se requieren. Usar el DUA para desestimar los ajustes razonables no solo es un error, sino que es una falta la ética que con frecuencia lleva a vulnerar derechos humanos.
Idea 6. También se puede abusar del PIAR.
La lógica que subyace al Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR) es la de potenciar la capacidad de innovación de los docentes y devolverles el rol protagonista en la concepción y puesta en marcha de ajustes razonables. Se trata de desmedicalizar el salón de clases.
Con frecuencia eran otros, muchas veces profesionales de la medicina, pero no los maestros, quienes sabían qué hacer y cómo hacerlo. La lógica de los ajustes razonables de devuelve a los maestros la responsabilidad de buscar y dar respuestas a las necesidades de los estudiantes.
Esto significa acercarse al estudiante, valorar sus logros y su proceso educativo, para identificar esos ajustes y apoyos que requiere el estudiante para estar presente, participar, pertenecer y lograr en condiciones de igualdad.
En el falso dilema DUA vs. PIAR también se manipula a este último. Con frecuencia se pierde de vista el reto de poner en el centro al estudiante y se desdibuja en la lógica del formato que debe ser llenado para cumplir con un requisito. Cuando esto sucede estamos ante el fracaso rotundo.
Cuando el PIAR es elaborado por terceros y no por los maestros de cada estudiante, cuando el PIAR es copiado y pegado de manera repetida y sin reflexión sobre cada estudiante, cuando el piar es un papel o un archivo que se guarda en una carpeta y no impacta la reflexión ni la transformación de las prácticas pedagógicas hemos fallado.
Lastimosamente esa es la realidad, no hemos entendido que le PIAR es una oportunidad de innovación docente, que no todos necesitan tener uno, que debe permitir la relación con la familia, que es un documento vivo que debe impactar la cotidianidad y la planeación. Con frecuencia manipulamos el PIAR y la necesidad de ajustes razonables y ello nos aleja de materializar la educación inclusiva.
Idea 7. DUA y PIAR se alimentan mutuamente. La innovación para la inclusión sucede en doble vía.
La realidad es que la planeación y el ejercicio docente es un proceso de doble vía. El DUA y el PIAR se relacionan y alimentan mutuamente. Desde el ejercicio de planeación, el DUA nos guía para ser flexibles y proveer múltiples caminos. A la vez, la respuesta a las necesidades particulares de algunos estudiantes desde las prácticas pedagógicas deben llevarnos a una reflexión sobre lo que hacemos y cómo eso que hacemos puede impactar a otros estudiantes al ser escalado a la planeación que se hace pensando en todos.
La clave para entender esta relación en doble vía está en dudar de la palabra todos y no caer en sus múltiples trampas. El todo es siempre una categoría abierta, nunca es acabada. No se trata de planear para todos como si el todo pudiera ser abordado de forma completa y definitiva, sino planear estando atenta a todas las personas, a sus necesidades, a las conocidas y a las que pudieran emerger o hacerse visibles.
Con frecuencia el falso dilema planteado entre DUA y PIAR esconde preocupantes realidades. DUA y PIAR son una dupla que fortalece la relación didáctica. Hay que revisar que estos falsos dilemas no nos lleven a excluir, a no poner en el centro a los estudiantes y a manipular conceptos importantes para dejar la educación en el plano discursivo sin agenciar una transformación radical de los sistemas educativos y sus actores.
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